Existen en el mundo miles de diferentes tipos de personas. En un extremo encontramos aquellos condenados al éxito, a quienes la vida les deja el camino pavimentado de oportunidades de progreso. En el otro aparecen los guerreros, a ellos la vida les llena el camino de obstáculos que sortean para alcanzar la cima… Claro, podría profundizar en la clasificación pero alrededor de la tercer línea apenas tres personas tendrían este blog abierto: dos se levantaron para ir al baño y uno se colgó mirando Poringa.
Ahora, yo jamás me sentí cómodo con ese tipo de clasificaciones, por dos razones: La primera es que a mi la vida nunca me ha tomado en cuenta, de mi se ha olvidado y me ha dejado a la suerte del destino. La segunda me la olvidé porque me colgué buscando en internet el nombre del actor que hacía del tipo deforme en “Los Goonies”.
¿A qué viene todo esto? Realmente no lo recuerdo, verán, soy un tipo muy colgado. Siempre suelo irme por la tangente, que es una manera muy inteligente e innovadora de decir ‘por las ramas’. Muy parecido a la gente que dice ‘ergo’ en lugar de ‘por lo tanto’, aunque algunos lo dicen muy seguido en lugar de liberarlo en pequeñas dosis y terminan deschavandose (dejan de parecerse al chavo del 8). No se vos, pero a mi me dio hambre.
¿En donde estaba? Bien, no es eso lo que importa (sí, los que leyeron hasta acá, sepan que fue al pedo), porque yo sé que vos tanto como yo, trabajás cabizbajo y con la mente en blanco, entrás y salís en horario, cumplís con los objetivos correspondientes, siempre caminas derecho y en la misma dirección con el resto de la masa. Sin embargo algo te hace diferente, de vez en cuando levantás la cabeza, como despertando de un largo letargo y decís para dentro tuyo: “algo está mal”… Entonces salís hacia adelante con la frente en alto, te has dado cuenta que debes dar un giro en tu vida (te das media vuelta y caminas para el otro lado), tres pasos más adelante y pisas caca de perro (eso te pasa por mirar para adelante). Mientras rascás la suela con el cordón de la vereda y la mojas en el agüita que suele circular hacia las bocas de tormenta (aunque sabés que eso no hace que se desprenda), tu ira hacia el inconciente que hizo defecar a su mascota en la vía pública, burbujea en forma de injurias incompletas: “taquetep”, “jodunagranp”, “peronovesque…uf”, etc. ¿¡Porque!? ¿¡Es necesario que cada vez que creo que voy a tener una saboreadita de éxito me cruzo con un inmundo tereso!? ¿¡Porqué la vida me provoca®!?
Siempre fue así, a veces la caca es real y a veces metafórica... A veces un poco de cada una cuando está muy blandita. Mi nombre es Aniceto (sólo en una película de Leonardo Favio una persona con ese nombre puede tener éxito), no tengo apellido, como Madonna. En realidad si tengo, pero así es como que me da más onda. Soy un perdedor… Esta es mi historia.
P.D.: La vida me dió la espalda y yo le toqué el totó. Ella me demandó por acoso sexual.
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