17 enero 2010

LA VIDA ME PROVOCA II

           Existen en el mundo diferentes tipos de mujeres (vulgarmente llamadas esposas), que suelen añadir color a la vida de sus maridos (vulgarmente llamados imbéxiles). Debo admitir, sin embargo, que la mujer que me ha tocado en suerte ha resultado ser un gran premio. Jamás me ha hecho un escándalo en público, suele gritarme en privado para después pedirme perdón y explicarme las cosas de manera suave y comprensible (léase ‘imbéxil’). Ella misma me incita a que salga más seguido, que tenga más amigos (o alguno), pero resulto ser siempre yo el hongo que no se mueve. Pero eso no es todo: puedo sentarme horas frente a la computadora y ella no sólo no se enoja, sino que me pide que le enseñe a jugar y se deja ganar.

           Ahora bien, sinceramente creo que mi mala suerte comenzó mucho antes de conocer a mi esposa, creería que alrededor de mis 3 años cuando pisé a Pepe Grillo (esa es oootra historia). Mucho tiempo después, la suerte hizo que conociera a mi esposa. Incluso por un momento creí que mis años de mala suerte habían terminado, por empezar, había conocido una mujer, una mujer de verdad, no como cuando alguien pretende ser mujer en el ICQ (si, soy informáticamente viejo). Sin embargo una nube se ceñía sobre mi aparentemente despreocupada vida. Una vez más descubro con pavor que en el camino de un perdedor todo, absolutamente todo, tiene su precio. Mi esposa era mufa.

           En un principio eran pequeñas cosas, imperceptibles: perder un colectivo, que el cajero se trague mi tarjeta (son cosas que pasan)… Luego se subieron un poco de tono: se arruina el chip de mi play, se me arruina la tele y no la puedo pasar a video (igual ya no importa porque no me anda la play)… Hasta hoy en día: donde me llevo por delante a la hija de un puntero político caminando por la calle corrientes y aparezco en un descampado con algo más que un dolor de cabeza.

           Sin embargo aguanto, si, aguanto. Si hay algo que esta vida me ha enseñado, es que la única manera de no decepcionarse, es nunca esperar nada de ella.

P.D.: La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Si te avisara con tiempo sería muuuy aburrida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja buenisssssimoooooo